Navegant per la web vaig trobar a l’hemeroteca de El Pais una noticia d'aquestes que penses "No pot ser".
La gent sol anar de lliberal amb el tema de
Ara que el que opinam devant la gent, com sempre, pot ser molt diferent de portes endins. Molta és la penya que si li dius: Pero i si el teu fill te surt maricon que? La cara que posen dona totes les repostes. I aquests lliberals de cop i volta son lo més carca del món: No vol dir que, que, que, que al meu fill li passi i, i, i, ...ell és molt home!. No passa rès. Te fogirà. És una qüestió cultural. De incultura més bé.
La cosa fotuda de veres és que n’hi ha que ni devant la gent dissimulen. Aquest fill de puta del relat següent -per cert molt ben contat- encara n’estava orgullós. El Pais. 6/7/08:
Encontrar sitio en
"Estábamos sentadas la una frente a la otra, pero como me caía sidra cada vez que alguien usaba el escanciador, me senté al lado de Ann", cuenta A. V., tres días después de lo ocurrido. Fue entonces cuando la mujer suiza, que la tenía cogida por la cintura, la besó en la mejilla, primero, y en la boca, después. "Pero fue sólo un pico", repite, junto a B. C., su novia. Ann había sido pareja de A. V.
Entonces, siempre según su versión, se acercó un camarero y les pidió que dejaran de besarse, que el local era "para consumir y no para esas cosas". Ellas decidieron acabarse las cañas y la botella de sidra e irse, pero antes pidieron la hoja de reclamaciones. "Nos dijeron que no tenían y, ante mi insistencia, nos quitaron las consumiciones, que aún no habíamos acabado, y nos dijeron que nos fuéramos de malos modos", asegura A. V. Como seguía reclamando la hoja, salió el dueño y supuestamente empezó a chillar: "¡Fuera de aquí! ¡Guarras! ¡Basura! ¡Éste no es un sitio para vosotras!".
B. C., que llegó al local donde
Dos testigos, que no tienen ninguna relación ni con las mujeres, ni con el dueño de la sidrería, aseguran que el hombre las echó del bar por lesbianas. "Fue indignante. Les dijo todo tipo de insultos, que eran unas asquerosas, unas guarras, que eran basura...", explica Esther Casado, de 35 años. Cuenta que Parrondo "se encaró con ellas, con la cara pegada a una de las chicas" y les chilló. "Fue una situación muy desagradable e injusta, por eso me fui", añade.
Jesús Aranda, granadino de 30 años, había ido con unos familiares a tomar algo. "Un camarero les retiró la bebida de la mesa y les dijo que el local no era para ellas", recuerda. Según él, una de las chicas insultó también a Parrondo: "Le llamó facha y me parece totalmente justificado, porque el hombre hasta les levantó la mano". Asegura que en ningún momento de
Pero el dueño de la sidrería se acoge a otra versión. "Se sacaron una teta. Por eso les pedí que se fueran", repite. "[La sidrería] es mi casa y se tienen que respetar unas normas", insiste. Para demostrar que no fue una cuestión de discriminación sexual esgrime que "una vez" tuvo un "camarero maricón, que era muy bueno". Y vuelve sobre la idea del pecho descubierto.
Pero cuando se le sugiere que es poco improbable que alguien hiciera eso en un local público, atestado, añade otro motivo: "¡Fumaban porros!". Al conocer que A. V. y B. C. fuman tabaco sin filtro, que se tiene que liar, pero que no contiene drogas, añade otro más: "¡Y cocaína! ¡Me dejaron la tapa del lavabo llena de droga!". Las dos mujeres niegan rotundamente que consuman drogas.
A B. C. y A. V., pareja desde hace tres años, jamás les había pasado nada parecido. Habían ido antes a Casa Parrondo y no habían tenido problemas. El martes tuvieron que llamar a
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada